2561Perteneces al mundo, subsistes hacia fuera,
quehaceres, odiseas, profesión, entidades,
casta de amantes grises con quienes se adultera,
al fin engendradores de íntimas soledades.
Vuelve la vista al centro vital de tu existencia,
ignora ajenas tierras y cultiva tus huertos,
que nada importa tanto como la propia herencia,
y deja que los muertos entierren a sus muertos.
2562Extranjero sin ti. Me has arrancado
cada senda que anduve, cada calle
en que jugué de niño, el arbolado
junto al río rodando por el valle.
Pues niño fui contigo, enamorado,
y he perdido hasta el último detalle.
Expatriado de ti, con la añoranza
traspasándome el alma con su lanza.
2563No enmascares el rostro de mentira,
ni arreboces de niebla la verdad.
Si por hacerlo hay alguien que te admira,
pronto descubrirá tu necedad.
2564Hay canciones que suenan a mi vida,
que huelen a perfumes que he tocado,
saben de la caricia y de la herida
que me dejaron tenso o desangrado.
Las escucho y revivo los momentos
tan bellamente escritos y sentidos.
Y hallo en ajenos estremecimientos
los mismos vértigos por mí vividos.
2565Eres acercamiento, y energía,
marea de sudor, lubricidad;
te viertes en la hondura de mi hombría,
y me subyuga tu voracidad,
explosión animal, en armonía
con el primor de tu femineidad.
Por saber coordinar polos opuestos,
mantengo todos mis sentidos prestos.
FRANCISCO ALVAREZ HIDALGO -Los Angeles-
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