TRUJILLO102 escalones hacia el cielo
102 y casi podía tocarlo
mientras a mis pies Trujillo
me mostraba
las torres de sus viejas iglesias
y los rojos tejados de sus casas.
Para subir a las almenas
no subí 102 escalones
pero bajé, subí y caminé
por los pétreos pasillos
y contemplé Trujillo
de sur a norte
y de este a oeste.
En la plaza, Pizarro,
en su caballo de bronce,
daba la espalda a los viejos
muros y a la historia vieja.
JOSÉ LUIS RUBIO
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