Perdí la vida por un beso
y un botón que estaba suelto
en la solapa de mis recuerdos,
perdí mi estrella en un invernadero
de flores guardadas con celo
pero que nunca vieron el firmamento.
Tengo todo aquello que merezco,
tengo mis cuitas, también mis miedos,
tengo los sueños de un ser sin talento
y una tumba sin nombre
en un cementerio.
Solo me falta mi único deseo
que es aquello que sé que no tengo,
que vive en un corazón que estaba ciego
y ahora se esconde
en sus remordimientos.
Y vivo, y muero... y me enveneno
mordiendo los labios que te perdieron
por si queda un rastro del fruto bermejo
que alimentó este amor sediento
pero ausente de algún sentimiento.
Amé... amé sin saberlo
un amor en pretérito imperfecto
como los amores que nunca fueron,
como las palabras que roba el viento
o aquellas que nunca se dijeron
las que dejé plasmadas en versos
de dulces rimas en desacuerdo
con este amor que ahora lamento
quizá porque aquel, no fue sincero
y este, aún no lo entiendo.
Luis Maria Saiz Laso
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