En mi espalda clavas tu mirada,
y pareces chocar con lo desconocido,
dices que nunca contoneé mi cara
con el juramento de un olvido.
En tus dos ojos colocas el vidrio,
y tu voz se quiebra como porcelana,
restriegas tu alma bajo mi vientre,
rezas por arder en mis llamas,
lloras por haber estado ausente,
en lo más denso de mi sábana.
Con mis manos pareces cubrirte,
como si del miedo escaparas,
llenas de esperanza palabras,
que sueltas no suenan a nada.
Con tu vida me haces súplicas,
tus lágrimas me dejan acorralada,
dejas a oscuras todas mis voces,
tu valor de tu ser naufraga,
titubeo intermitentemente,
y al final el amor nos gana.
TANIA MATIAS
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