Trece rosas de hace tanto tiempo
para ofrecer un número letal a la violencia
sin embargo
persistirá la lluvia
y me digo
hasta dónde el odio enrostrará las manos
y no podrás separar los dedos de los ojos
para correr la estría que formarán las lágrimas
ni podrás evitar el amor que llegará un día
hacia el pequeño abrazo
que germina en otra vida
a pesar de las manos asesinas
hoy mañana y siempre en la progenie
que desciende de continuo en aguas nuevas
aquí tienen su inmanencia
para vestir la templanza
enana blanca del cielo que te encuentra
como su alma errante
trece rosas del cielo
esa estrella que brilla y no conoces
que ensancha su ropaje sin entender la muerte
mientras más pequeña más compacta
y cuando crece codiciosa también muere
estalla en ojo negro sin corazas
por ser ese botón que oprime hacia adentro
por persistir punto de luz en el espacio
y brillar por siempre a la distancia
representando la eternidad del Universo.
Graciela Reveco Manzano, Argentina
Publicado en el libro Siempre iluminadas nunca olvidadas
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