Esas calles tan oblicuas,
tan sinuoso el trazado ,
ay, cuántos pasos albergan ,
cuánto suspiros y abrazos.
Cuántos sueños encendidos
adheridos a una vela,
a la vuelta de la esquina,
al abrigo de una iglesia.
Los pasos de tantas gentes
que se pierden, que se encuentran,
que ocultan sus sentimientos,
que se dedican poemas.
Los pasos de algún pintor
que se perdió sin remedio
en el color de su magia,
en el palpitar de un pueblo.
Isabel A. M. Miralles
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