Mi mirada se clavó
en su negro triángulo
y en sus hermosas piernas
cubiertas de unas medias
con un curioso estampado.
Despiden sus piernas olores
a perfume caro que atrae
hacia ellas la malsana
curiosidad de quienes
creen que todo se compra.
Pero esas piernas que huelen
a perfume caro no son bocado
para cualquier boca
porque para llevarse
su perfume, para saborearlo,
debéis tener la cartera bien llena.
Sigue mi mirada los bordados
de sus medias y se pierde
en cada puntada dibujando
otra vez cada una de sus figuras.
JOSÉ LUIS RUBIO
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