Que no comprendí lo que tu boca calló,
tus ojos me lo dijeron,
sé a ciencia cierta
que me quieres como yo,
¿a qué juegas?... eso no lo sé,
no sé leer el silencio,
pero si ver en los ojos
las chispitas de amor
cuando se miraron;
eran luna y luceros el brillo
que se asomó.
Por qué no hablas claro
si bien sabes la respuesta,
¡a que le tienes miedo!
sabes que para ti no hay un… no;
me dices que en mi pecho hay secretos,
¡claro que los hay!
y en el tuyo ¿no?,
mi pecho es vidriera
que todo se puede mirar,
todo sabes de mi…
nada más puedo decir.
Para saber cuánto te quiero…
¡bésame!
y en el fuego podrás comprender
que lo que hay en mi pecho
es amor para ti,
pero si no te decides
no pienso esperarte,
el tiempo es mi enemigo
y corriendo se va;
te lo dejo a tu criterio
pues ya no es tiempo de jugar.
Invítame un café
y ahí se verá de qué color es el amor
cuando ama de verdad.
María Regueira López
No hay comentarios:
Publicar un comentario