ASÍ COMO SE LOS CUENTO,
Y A LAS FUTURAS GENERACIONES SEGURAMENTE SE LAS
contarán…
Del cómo fueron rotos nuestros sentimientos,
como se esfumaron las ilusiones, como fueron de
inútiles nuestros esfuerzos y en el cómo se
convirtieron en pesadillas nuestros sueños,
PERO MÁS QUE NADA LOS PESARES Y DOLORES en
tiempos de Covid-1, en todo nuestro continente.
Es indispensable para poder desvelar la condición
humana de la mujer.
Lo que más extrañamos es estar con mis
familiares, y precisamente por eso nos visitaron las
hijas que viven en el extranjero, ellas anticiparon
su viaje debido a situaciones de la línea aérea,
fue una semana muy agradable pues se anticipó el
cumpleaños de mi esposa, 20 de marzo.,
Se fueron el día 13 y su vuelo fue el último de la
tarde pues precisamente a esas horas cerraron
todos los vuelos que fueron suspendidos por la
pandemia.
MI ESPOSA YA PADECIA DE UN FUERTE EXTRES, NO SE
RECUPERABA DE UNA SEVERA DEPRESION POR LA MUERTE
DE NUESTRO HIJO, EN DICIEMBRE DEL 2019. Ni siquiera
pasó por nuestra mente lo que nos iba a afectar a
nosotros si no conocemos la expresión
DEMOCRACIA: Así principio el perturbador calvario…
La salud angustiante de mi esposa iba
presentándose rápidamente y con más
complicaciones, no se quejaba, pero perdía el
apetito, dormía mucho, no presenta mejoría.
Nos vimos en la penosa necesidad frustrante de
internarla (18 de junio por la tarde) en un centro
médico, obligadamente se le practicó un examen
para descartar que tuviera el corona-virus y lo
mismo se hizo para con mi hijo y yo. A mí no me
dejaron ingresar, SIN ESA LIBERTAD SOLAMENTE POR
SER TAN VIEJO, 82 años, no sabemos si estaba
sufriendo, pues ya no hablaba, horas después,
fallece de un infarto Cardiorrespiratorio. MI ÁNGEL
SE FUE EN LA BRUMA DE UNA MADRUGADA SIN VIENTO,
Y SU ESPIRITU QUEDO LIBRE ESTAMPANDO SU
TRANSPARENTE ALMA EN MI MIRADA…
Fueron desagradables los tramites y más los de la
funeraria que además de descartarme a mí,
nos informaron que debido al distanciamiento
social no habría sepelio, o sea, que al salir del
Hospital se iría directamente al cementerio.
previa Certificación de la ausencia del virus.
En el cementerio solamente ingresarían diez
personas (naturalmente que [No comentaré sobre
la justicia o injusticia de la situación] a mí tampoco
me dejaron ingresar, gracias al éste sistema
inclemente) se ignora al que está padeciendo.
Solamente se pueden imaginar enloquecida fuerza
del desaliento nada hay peor que ese drama, el
tormento emocional, psicológico… 62 años de
matrimonio y el no poder estar al lado de lo más
querido, el no poder abrasar su tumba es una
desgarrarte realidad de histérica furia, que
irremediablemente hube de aceptar.
–Desde esa fecha ya no trabajo, por mi salud no
salgo de la casa y dependo para todo de los hijos.
Solamente la misericordia de Dios Nuestro Señor,
me ha dado fuerza. El miedo y la nostalgia ahora
es fortaleza y templanza para los míos.
Dr. Alberto Rafael Mérida Cruz-Lascano -Guatemala-
Publicado en el libro Siempre iluminadas nunca olvidadas
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