El lunes tiene el encanto de ser la eterna incógnita de una semana que, a fin de cuentas, tiene alma, cuerpo y perfume de mujer. Es el inicio de un tiempo con sabor a pecado y aroma de redención, puente entre la tristeza por los amores que ya me olvidaron y los que tal vez no me olvidarán. Es el primer paso para llegar hasta el viernes, águila de traslúcidas plumas que en sábado se convertirá. Es quizá un domingo que no pudo prolongarse en la memoria de los amantes abandonados, por eso hay que respetarlo y amarlo, porque a todos nos pasa igual…
Victor Diaz Goris
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