A mis hijos
La vida, no sometida a las leyes humanas,
imperfecciones resguardadas en palabras,
incapaces de vivir el fantástico
juego de la estación desconocida…
Oh, hijo, nunca te he dicho
que el tiempo es el ogro que teme
solo quien olvida sus orígenes,
el país del misterio, el corazón, la vida, el ser,
quien forcejea dentro de la red tendida
con destreza y encanto a su alrededor
y mira con ojos turbios el paisaje
seductor de los jardines creados por él,
ve lo que el efímero soberano
le pone a conciencia delante de los ojos
y oye lo que puede oír el oído
sometido al hechizo de sonidos modelados
con la habilidad del que sabe manejar
los segundos, las horas, los años y las eras,
facultad a la que solo hace sombra la impotencia
para conservar un único y misterioso momento
en el que vivir plenamente la libertad,
cuando el poder abandona de pronto
al más grande de los brujos del sueño,
y despertarse como por milagro
Elena Liliana Popescu Traducción: Joaquín Garrigós
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