Sobre las olas del mar
danzan las aguas sedientas,
y locas como murmullos
del licor sobre la venas,
las hojas del mismo árbol
se sacian solas y abiertas,
flores del mismo jardín
sobre rumores del viento,
en el río abre los hastíos
entre espumas hambrientas,
costumbres y desvaríos
de desvelos tras la puesta,
donde la luz es la sombra
y la sombra es alcahueta,
entre rumbos del sopor
y del sudor como siestas,
donde el sueño se desliza
en insomnios insolentes,
con el mismo sol ardiente
y la misma luna descalza,
sobre esa cornisa tibia
del suspiro transparente,
con el cielo acomodado
en el cenit de la prisa,
del verano desgonzado
sobre el invierno sin brisa,
y la primavera inconforme
con flores negras al borde,
del otoño ya sin rumor
y sin horizonte al vuelo.
José Vicente Castro Romero -Colombia-
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