Vacía lo prohibido
que susurrando descansa
en el alma a tumba fría,
soledad marchitando lloviendo
al reclamo verdad que nace.
Grande e inmenso infinito
camina la mirada,
nacer del viento
y continuar eterno.
Hombre en el eco de existir.
Y elegir
del instante la libertad,
consiente día caminando a luz
guiándome la voz bendita,
inolvidable encuentro intimo.
Habitar en mi alma
aliento de vida
palpitando en cada suspiro.
Depender del espíritu bueno
que en el jardín cielo desliza.
Brisa eterna
abrazando el cuerpo,
bondad trascendiendo los tiempos
de amar siempre dulce mirada
íntima luz a placer el amor.
Cielo de esperanza
colmado a plenitud de gracia.
Bendito amor que padeció
regalando cielo, eterno perdón.
Camino de luz y vida.
José Nieto
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