Tu cuerpo será mi arpa y tus cabellos las cuerdas. Sudará la música sus colores cuando te toque, y habrá sabor a fresas en el alma. Tus pechos vibrarán cuando los bese, y la luz del deseo bendecirá nuestro ardor. Tu boca será canto de ciguas bajo las riendas de la mañana, y mis manos, alondras bendecidas por el sabor de tu nombre. Y el arpa nimbará a la noche, que nos mirará con piedad…
Victor Diaz Goris
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