“Dadme el verso pulido en alabastro,
que, rígido y exangüe. como el ciego
mire sin ojos para ver: un astro
de blanda luz cual cinerario fuego”
-Guillermo Valencia-
Al romper la alborada esta mañana
mi musa despertome delirante;
yo en onírica andanza con Morfeo,
de sarao con luceros me encontraba.
En deleitoso ensueño yo le dije:
No perturbes mi dicha, y no extradites
a la diva, la gran felicidad,
que celosa quizás no volverá.
Mas mi musa con su estro pertinaz,
con un verso en mi mente golpeaba,
e insistente en mi ser se entronizó,
apartando a Morfeo en ostracismo.
Entonces con mi péndola sagrada
-y al rocicler de mágicos cendales-,
en extraña emoción los sacros versos
que me dictó, escribí con devoción.
Escandiendo palabra por palabra
cual crisógrafo, al nuevo día llegué,
e izando airosa al cielo mi poema,
en grito ahogado dije: ¡Soy poeta!
Poema del libro Horas Iluminadas de Leonora Acuña de Marmolejo
Acreedor a una MENCIÓN DE HONOR en el VII Concurso Internacional de Poesía “Nace mi verso”, auspiciado por el Club Cultural de Miami “Atenea” (2010)
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