Eres como el agua limpia y cristalina, amas con fluidez, mantienes en remanso mi sed de amar, en brisa fresca a mis labios sabes calmar.
Como el fuego sabes arder en mi piel y ello
sabes que me hace enloquecer, prendes mí juventud escondida, quema pues mi pasión con ese amor
enloquecedor que te hace
resplandecer.
Como un torrente en vendaval a mis oídos, llegan a mí, murmullos en fuertes vientos que nunca te deje de amar.
Como la tierra fresca en la alborada, obsequias a mi tus caricias y entregas, en esa ardiente pasión.
Gabriel Aguayo Flores -México-
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