A MI HIJA ANA ROCÍO

Eras mi ángel azul.
Lo supe cuando te vi.
Apareces, desapareces, aquí, allí…
todo lo cubres, todo lo invades.
Lo supe cuando te vi.
Con tu boca de fresa, tu pelo dorado, tus ojos azules…
mirando aquí y allí.
Lo supe cuando de vi.
Flexible como el junco, dúctil como  el oro, fuerte como el acero:
me mira mi hija, azul…
azul como el cielo, azul como el mar, azul como tú.
Lo supe cuando te vi.
Cuando el corazón se vista de púrpura, si tú no estás a mi lado,
recordaré aquel invierno lejano:
negro, frío, lento, llanto…
y, tú siempre a mi lado.
Lo supe cuando te vi.

Mª Loreto Sutil Jiménez
Publicado en Luz Cultural