Rumores de una dama hermosa,
paseando por la plaza,
las miradas la azotan;
Miraditas de reojo, con descaro y sin decoro.
Apesadumbrada apretaba el paso,
y con sigilo se descalzó los zapatos
para no hacer ruido, por el mal trago,
momentos que nunca creyó vencidos.
Suspiraba con tanta fuerza,
que parecía tragarse la tierra.
Se iba escondiendo por las esquinas,
pareciera que nunca alcanzará su puerta.
Su cara palidecía, por esas miradas
bobas, que ella no entendía.
Si eran por celos, por la figura que lucía,
la cosa fue, que le hicieron sentirse perdida.
Rumores de una noche encendida,
palabras necias de gentes sin vida.
Se apagaron las estrellas, se enmudeció él cielo.
Se cerró el telón de una dama de ojos negros.
Olivia Cortes Rubio -Málaga-
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