Profanaron mi cuerpo y el recuerdo
de quienes me brindaron las exequias.
Todo lo usurpa la labor del tiempo.
Sin orillas quedaron
profecías y salmos y batallas.
Cada día fue solo la fragua de un adiós.
Hoy admiran los despojos, que lloro
y aborrezco. Pasaron
como un sueño o el silencio del mar
y su naufragio.
Del libro Preludio de una mirada de
CARLOS VAQUERIZO -Sevilla-
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