Cuando miro el inmenso valle,
el sol, el cielo y las estrellas,
ese horizonte sano y fecundo
alimenta mi espíritu... vivifica mi alma,
destierra mi hastío.
Cuando estoy con la naturaleza
veo jugar las aves, el incansable cauce de los
arroyos y ríos;
los árboles aposentando monos
tolerando iguanas y alimentando ruiseñores.
Cuando llego a la ciudad y observo a los humanos
con su ridículo, torticero actuar
y su fatal intolerancia,
prefiero el refugio de la
bestial natura que me rodea.
Felix Manzur Jattin
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