Aprendí a amarte,
como se aprende a caminar por vez primera,
estrechar con el tiempo el valor de un sentimiento.
Aprendí a amarte,
al sentir en tu dulce esencia la calidez de un abrazo, llevar el roce de tus besos y caricias en mi corazón.
Aprendí a amarte,
al sentir de tus labios la más sublime sensación de plasmar el fuego y la pasión dentro de mi alma.
Aprendí a amarte,
cuando leí en tu mirada la intensidad del amor, voces que acallan en tu interior, sentir completa dicha de ilusión.
Aprendí a amarte,
en un encuentro al leer tu pensamiento, dibujar ese deseo tan intenso de vivir nuestro amor y luchar por lo que se ama.
Elizabeth J. Chávez.
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