Alma tú que eres libre,
que vuelas como el viento
recorriendo el mar,
aliviando la tristeza,
tú que viajas entre las nubes
brindando amparo al corazón perturbado,
dejando que los rayos del sol
lo abriguen con una bella canción.
Tu voz que es un gran eco,
besa la mañana,
mientras las olas traviesas
brincan en el ancho mar,
dejando destellos plateados
que humedecen el cuerpo,
para que no naufrague en la tristeza,
mientras la luna con sus rayos de plata
secan las lágrimas de su rostro.
Alma tú que compones versos
impregnados del aroma de bellas flores
dejando que el corazón sueñe,
mientras los oídos escuchan
lo que entona el piano
porque son versos del alma.
Alma tú que te la pasas
entre las suaves y blancas nubes,
observando como las aves
esparcen el polen,
mientras el viento impregna
el cuerpo de fantásticos aromas,
llenando el sueño
de fantasías de amor.
Alberto Camargo (Colombia).
que vuelas como el viento
recorriendo el mar,
aliviando la tristeza,
tú que viajas entre las nubes
brindando amparo al corazón perturbado,
dejando que los rayos del sol
lo abriguen con una bella canción.
Tu voz que es un gran eco,
besa la mañana,
mientras las olas traviesas
brincan en el ancho mar,
dejando destellos plateados
que humedecen el cuerpo,
para que no naufrague en la tristeza,
mientras la luna con sus rayos de plata
secan las lágrimas de su rostro.
Alma tú que compones versos
impregnados del aroma de bellas flores
dejando que el corazón sueñe,
mientras los oídos escuchan
lo que entona el piano
porque son versos del alma.
Alma tú que te la pasas
entre las suaves y blancas nubes,
observando como las aves
esparcen el polen,
mientras el viento impregna
el cuerpo de fantásticos aromas,
llenando el sueño
de fantasías de amor.
Alberto Camargo (Colombia).
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