miércoles, 4 de mayo de 2016

ADVERSARIO


Dejadme ser mi propio adversario,
oropeles nudosos cuelgan como pellejos de mi cuello,
desde mis amplios pechos ignoro como llora la gente,
no intuyo el grosor de sus hendiduras.

Dejadme ser mi propio adversario
para poder aplaudirme la cara
con los dedos
llenos de lágrimas.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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