sábado, 3 de enero de 2015

MI PROTECTORA


¡Cómo no me he de aferrar a la poesía!
¡cómo no de llevarla cual escudo!
si ella siempre ha sido mi guía
y de mi alma protección y muro,

construida con tinta sus cimientos
ladrillos de amores en prosas,
revoque grueso de sentimientos
paredes pintadas, no siempre de rosa.

En lo alto a veces decorada de espinas
que suelen marcar a los corazones,
como el amor hay a quiénes lastima
defendiendo estoica mis interiores.

Es cobijo, remedio, también espada
en la soledad, o traiciones que duelen,
agazapada en letras paciente aguarda
ataca con fiereza si a mi corazón agreden.

Es la misma que no entiende razones
volviéndose frágil imitando a la seda,
si acaso le acarician furtivos dulzores
a la pasión libertina se rinde manceba.

Ramón Pablo Ayala (Argentina)

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