viernes, 30 de enero de 2015

DESNUDO FRENTE AL ÁNGEL


No era tiempo de asombros, de repente
tu mano se juntó a la mano mía,
y sin querer mi ocaso se vestía
de overoles de música en la frente.
De pronto el agua como si era puente,
de pronto el puente como si alegría
y una guitarra tonta al mediodía
rasguñando las cuerdas del poniente.
Un pájaro tu risa. Tu manera
de tenderte a mi sombra y mi palmera
cuando a mi hielo tu fulgor vencía.
Tu recuerdo en la puerta del olvido
y este enjambre de sueños sin sentido
me desnudan la carne todavía.

Rodrigo Pesántez Rodas -Ecuador-
Publicado en la revista Oriflama 25

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