domingo, 18 de enero de 2015

COPLA A UNA NOVIA


Ya a un paso de su boda,
los nervios devienen fuertes,
ni comida ni dormida,
sólo temblores inertes.

Se asoma a la ventana,
corretea por la casa,
se acicala de mañana,
a la noche vida escasa.

Todo está ya preparado,
faltará algún detalle,
hoy vendrá su enamorado
y la cogerá del talle.

Ya se acerca el día soñado,
ya repican las campanas,
al fin verá a su amado,
con aquellas ropas vanas.

Tan guapo como la miel,
tan rasurado y meloso,
esbelto como aquél,
que conoció tan hermoso.

Al fin el día ha llegado,
ya se acerca a la iglesia,
el novio la habrá esperado,
con alegría inmensa.

Mas al entrar pudo ver,
que está vacío el altar,
que ella nunca va a tener
un marido al que amar.

Todos la miran y a ella,
sin saber lo que le pasa,
una lágrima muy bella,
le hace pensar en su casa.

“El mañana no se nombra,
mañana estaré contenta,
mañana seré la sombra
de este odio que hoy me tienta”.

Tanto dolor en el alma,
el ridículo sin nombre,
esas lágrimas en calma,
vertidas por ese hombre.

Julio G. del Río

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