He de arrojar un suspiro
cual bumerán a tu escote,
que traiga el sabor divino
luego que en tu piel rebote,
perfume de menta y freza
humedecido en sudores,
aromas que la noche deja
entre susurros y rubores.
Que las miradas reflecten
deseos y lujurias azuladas,
hurtando colores vivaces
de tus ojos y de tu alma.
Que cada te quiero exprese
decires de los que se aman,
y de vez en cuando refresquen
labios envueltos es llamas.
Encuentro que a fuego se marque
en tantos recuerdos silentes,
pecados que quizá se marchen
cuando un adiós se los lleve.
Ramón Pablo Ayala (Argentina)
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