lunes, 1 de diciembre de 2014
DE LA MANO
Paseando de la mano
del abismo de los días,
las aceras se ensanchan,
apagan y menguan
al son de unos dedos
que se dan calor mutuo.
Entre los dedos,
sosteniendo la lanza del amor,
el mundo parece más sencillo
dándole las gracias
al dios de las pequeñas cosas
y del roce de la importancia.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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