Tus ojos color de cielo,
tu boca aterciopelada,
traen a mi alma desbocada
por alcanzar ese anhelo.
quiero levantar el vuelo
y soñar cerca de Dios,
que juntos, juntos los dos
caminamos y reímos
porque tú y yo sentimos
amores correspondidos.
Cuando mi nombre pronuncias
es como escuchar campanas,
y mi sentido se ufana
de lograr yo ser tu hombre.
Te pido que no te asombre
que te ame con devoción,
tú desatas mi pasión
soñándote cada día,
porque guardo todavía
tu imagen en mi corazón.
Si tu fueras ave libre,
si no fueras de otro hombre,
podría decir tu nombre
y no afectar tu calibre,
lograría que no vibre
mi voz al pronunciarte,
o al momento de nombrarte
en buena conversación,
llegando a la conclusión
que nunca dejaré de amarte.
ROBERTO BATISTA PARGAS -Estados Unidos-
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