El mañana busca un ayer.
para despejarlo de las hojas del calendario.
Tenderle desnudo sobre
un prado de relojes,
donde crezcan las manecillas
para tener juntos un hoy.
Un hoy. que nazca,
de un instante sin tiempo.
Que sea corriente de agua,
en el mar sereno de la vida.
Rosa de los vientos.
Cuya flecha revoltosa,
Indique siempre el norte tras nuestra su espalda.
Una noche que sea día,
dentro de un reloj de pared.
Veleta que gire sin corriente
y siempre señale
las seis de la tarde sobre la madrugada.
Que duerma encima de un cuco,
que anide dentro de los ojos de las libelulas.
y de los corazones
calcinantes de las estrellas.
El mañana.Romeo a temporal.
Amarrado al ayer,
fantasma esquivo de su Julieta.
Escucha el latido tenue y rápido.
de un palpitar mecánico.
Sobre la cima de una montaña de engranajes.
Donde fluye el río de péndulos
Y duermen sobre su loma.
Los capullos cerrados
que ocultan dentro de si.
Flores de madrugada incierta.
Y lejanas lunas.
Debora Pol.
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