Libres poetas al antojo de unos versos,
olvidados en el tiempo aletargado,
se apretaron tanto en un abrazo,
que volaron libres mariposas
y los corazones se enredaron.
En el jardín del pasado hay un reloj de arena
describiendo la vida en poemas disipados.
Hoy amanecen revueltas las letras
y recordando lo que se había olvidado.
Aconteció el tiempo de memorias infinitas,
prometiendo el adiós de las eclipsadas sombras,
y quedaron en la eternidad entumecidas.
No se arrancó de raíz la mala hierba
y las heridas sangran en el camino postergado.
Desnuda el amanecer un otoño
los recuerdo de un corazón alentado.
Las hojas secas, con la lluvia y el frio,
poco a poco se van amasando.
En cada primavera, a toda planta,
le brotan nuevos tallos
y florecen en los arriates,
entre las yedras y los geranios,
lo que es estierco y arena fina
que el viento dejó arrinconado.
Maria Sánchez -San Fernando-
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