sábado, 3 de mayo de 2014

PENUMBRAS NOCTURNAS


La noche solitaria
en la penumbra
de mi cuarto
me atormentaba.

La cama deshecha
de las pesadillas
que me embargaban
en mi divagar nocturno.

Los sonidos
espeluznantes gemidos
revoloteaban en mi cabeza
sacudida por por la ausencia
de la cordura.

La luz de la luna
se filtraba por la ventana
y en ese resplandor macabro
los cuervos se reflejaban

ávidos de beber
la hiel de mi locura.
Expectantes de mis movimientos
cual demonios del averno.

Ya no tiritaba
sentía el ardor
de mi cuerpo como un volcán
a punto de echar su lava.

El piso de mi habitación
pareció convertirse
en una enorme corriente
de agua negra

arrastrando un lodazal
de amargura y melancolía
donde lo abismal de su negrura
me poseía.

Aterida me quedé
mirando hacia abajo
como esperando que
la tierra se abriera

y en un sin fin
de suplicios
cual eco enajenado
dejé alienarme

en los más
oscuros pensamientos
hasta que demente
estallé en carcajadas.

Diana Chedel -Argentina-

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