viernes, 2 de mayo de 2014

NO VIENE NADIE


“No duerme Nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.”
Federico García Lorca.

No viene nadie. Nadie,
a desclavar tus manos de horizontes
por la tierra. Nadie a medir tu cintura de jazmines
a quitar las agujas más recientes
a los ojos despiertos de los niños.

Nadie que sacuda el polvo de las mesas,
los desnudos relojes.
El tiempo fluye por zapatos dormidos
y el dolor agrupa alacranes de cervezas.

Cuesta desembocar el grito en las esquinas
entre un hondo clamar de bicicletas.
Cuando el tintineo muerda el corazón del hombre
no habrá papel secante ni goma de borrar.
Sólo un río de dientes afilados
devorando los blancos de agonía.

Nadie. No queda nadie
que suelte caballos azules
por los pozos sin luz,
por las heridas del trigo.

No queda nada. No,
no queda nada
y aún hay elegidos,
porque aún hay cobre
porque aún hay caínes
que fabrican ataúdes de silencios.
Sorpresas de Hiroshima.
Angustias de Treblinka.
Mordazas de neutrones.
No.
No queda nadie, nadie
que vacíe la muerte de tus ojos
que rebusque el aliento de tu boca
y que llene tu cuerpo de colores,
Nadie.
Pero yo quiero ignorar el llanto de todos los poetas,
el vértigo de todos los poetas,
la muerte que viven los poetas,
que arrastran todos los poetas
sobre la tibia huella de tu sangre.

No queda nada. Nadie
que desate el corazón de los muertos
que arañe las raíces profundas de sus labios,
que agite
rabias y deseos
a los salmos de piedra,
con el neón amargo de los días
para sentir
el azote del viento,
para tocar el pulso de las flores.

Manuel de Fora
Publicado en la Asociación Cultural Searus

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