Un amargor de vino suficiente
para cerrar los bares de mi ojera,
hace crecer la hierba en primavera
mientras rumio otras lunas con la mente.
Si todo nace de la misma fuente:
qué tiene de especial una cadera,
qué los monos –mamíferos cualquiera-,
qué el hombre, qué me hace diferente.
Si nuestra inteligencia es sólo instinto
-supervivencia-, qué es el alma: eso
que alguien soñara un día, y que hoy yo pinto;
qué el amor, quién el hombre. Porque un beso
nos hace ser quien somos: qué distinto
-todo- si Dios pariera en carne y hueso.
Antonio Ramos Olmo -ESPAÑA-
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