Era el tiempo un compás de inexistencia
cuando un relámpago llenó el Vacío:
por la cascada de tu risa, un río
me pareció tu lengua. Si es la esencia
del hombre, el alma; solo en mi querencia
por tu boca hallo el Cielo. Que algo mío,
algo eterno hay en ese escalofrío
del beso, cuando siento soñolencia.
Que quedo en paz, que quedo en Dios, si beso
tu boca en calma y como en los estambres
-mariposa entre el polen de las flores-
de la Creacïón; si estando preso
de mis lobos, no olvido que estas hambres
de muerte tienen tus alrededores.
Antonio Ramos Olmo -ESPAÑA-
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