Habitante noctámbulo
en la ciudad abierta a los enigmas.
Deambulas solitario
entre las papeleras de las calles
y gatos callejeros que maúllan
desde sus habitáculos de niebla.
Tú pactas con la vida
sentimientos de bruma en el desierto.
Las sombras de la noche te poseen
mientras visitas bares y casinos
y bebes sin control
hasta el amanecer.
Visitas los prostíbulos
buscando el beso oculto o la mirada suave
de procacidad en lo invisible.
Te enamoras del viento y de la lluvia,
te adhieres a palabras de silencio
en los territorios del naufragio.
Habitante de tantas experiencias
que pactas con los astros tu destino
y escuchas,
en la oscuridad de los suburbios,
los trinos de los pájaros sonámbulos.
Arrastras tus zapatos
en aceras desnudas cuando nieva.
Te fusionas con luces y farolas,
letreros luminosos y estaciones.
Un mundo sumergido en lo abisal
te espera cada noche cuando sales
y abandonas el tiempo del exilio,
para descansar en el subsueño
de tu pasado sórdido.
Ana Muela Sopeña
Publicado en la revista deliteraturayalgomas
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