Orgullosa y bella, flor del desierto,
que importa el viento que te rodea,
que importa cuan fuerte es la marea,
te yergues fresca, con sentimiento.
No importa la fuerte sequía,
no importa si es triste el color,
todo nace con el candor,
que impartes, alma mía.
Es como un manantial de lisuras,
que borran todo el dolor,
ojos bellos, risa pura,
viva estampa del amor.
Templado carácter, ufano,
bello amanecer de vida,
que esta lejos, allá perdida,
entre tanto furor urbano.
A ese rostro de hermosura,
que por su frescura es sin igual,
como no he de plasmar,
en letras y con tu figura.
Por eso con tal frescura hoy,
miras al mundo riendo,
porque sientes muy adentro,
yo soy… yo soy la que soy.
José Prado -Estados Unidos-
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