Nos debemos una nube...
Una nube eterna de miradas,
de brillos azabaches y profundos,
de besos lentos y rotundos,
de estrellas, en tu pelo, insinuadas.
Una nube de tiempos desbocados,
una nube de sonrisas salpicada,
de caricias y lunas asustadas,
de suspiros y gemidos alocados.
Nos debemos una noche...
Una noche de ternuras y sudores,
de viajes, de caricias y de encuentros,
de soledades, de abrazos y de infiernos,
de misterios, de miedos, de temores.
Una noche que nos regale su sombra,
que inflame tu piel entre temblores,
que rocíe de humedad las suaves formas
de tu cuerpo, de tu voz y tus rincones.
Nos debemos otra vida inacabada
repleta de otras nubes y otras noches deseadas.
MANUEL JIMÉNEZ
Publicado en el blog instante cero
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