Aunque parezca mentira lo que voy a decir, pues en realidad es verdad y es que hoy no quiero soñar, ni dormido, ni despierto, tampoco quiero ser un soñador empedernido, porque luego lo sueños quiméricos nunca se cumplen y llega más tarde la frustración y el desasosiego, así que he pensado que lo mejor es vivir el “carpe diem” realista, sin tapujos, sin paños calientes, aceptando las cosas y los hechos como vengan, por duros que sean los momentos y circunstancias, aguantarlos y superarlos estoicamente y no es que sea masoquista, pero es lo mejor para mi cuerpo, que así con este suplicio terrenal se hará más fuerte y mi corazón también aguantará los envites sorpresivos vitales y mi mente sabrá reaccionar en momentos críticos para superar la situación.
Bueno tampoco quiero ser tan radical y diré que soñaré con moderación, con situaciones y hechos factibles que se puedan hacer realidad en un porcentaje amplio, pero no con sueños infumables que se evaporan al instante de ser soñados, hay que tener constancia y soñar algunas veces despierto, con el espíritu abierto y con optimismo, porque el pesimismo nos lleva a la desesperación y a caer en una depresión vital a veces difícil de salir de ella.
Los poetas soñamos con las cosas sencillas de la vida, nos motiva la Naturaleza, la primavera, cuando las flores y las hojas de los árboles brotan con todo su esplendor, con la melancolía otoñal por la caída de la hoja. Nos deleita y nos embriaga el amor romántico hacia una mujer, observando su belleza natural, esos ojos negros-azabache, esa figura estilizada, esa cinturilla de avispa y esa mirada de “femme fatale” que “la France” exportó a todo el Mundo, con el “Moulin Rouge” nostálgico o “Coco Chanel” glamourosa …
Juan Montero Lobo “Visnú” -Segovia-
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