viernes, 6 de septiembre de 2013

TORPEZA

—Permiso, acá le traigo lo que me pidió —dijo Franz.
—¿Otra vez? Pero será posible ¡otra vez! —gritó Víctor arrojando la oreja al foso—. Necesito la mano de Van Gogh.
—Está bien, Doctor Frankenstein, no volverá a ocurrir —contestó Franz retirándose.

Gabriela Baade -Argentina-
Publicado en la revista Ficciones Argentina-



No hay comentarios:

Publicar un comentario