En un atardecer nuboso
subí al ático
a buscar aquellos recuerdos
que en mi arcón había guardado.
Mis penas, mis fracasos
mis angustias y mis lágrimas.
Mi pasado tormentoso
aquellas vivencias que tenía ya olvidadas.
Con el temor infundado
lo abrí lentamente
un resplandor cegó mis ojos
con su brillo y su esplendor.
Las nubes se disiparon
mi corazón se paralizó un instante.
La luz blanca, etérea
se desprendió del cofre.
Como una nube inmaculada
subió hacia los cielos
llevándose todo el pasado
que allí dentro estaba encerrado.
Y al mirar nuevamente su contenido
vislumbré que estaba vacío.
Sentí un alivio en mi alma
ya mi pasado era el olvido.
Nuevas luces de esperanzas
se abrieron ante mis ojos.
Un presente contigo
y un futuro límpido
sin penas ni martirios.
Diana Chedel -Argentina-
FELIZ NAVIDAD
Hace 18 horas
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