Me ocurrió algo extraño.
En mi bandeja de entrada apareció un correo que me llamó la atención.
Procedí a examinarlo. Decía: "Acabo de leer algo tuyo y te he reconocido. Nunca nos hemos visto, pero hace tiempo que te andaba buscando". Venía firmado por Blanca.
Como es natural, el escueto mensaje despertó mi curiosidad. Previsiblemente, respondí: "También yo te espero hace tiempo".
Su respuesta llegó al día siguiente: Un lugar y una hora. Era muy lejos, tuve que conducir toda la noche.
Cuando llegué al sitio, ella ya estaba allí. Un insignificante error de latitud nos separaba: Yo me hallaba arriba del acantilado; ella, magnífica, aguardaba abajo, entre las olas que rompían obstinadamente contra las rocas. Volé a su encuentro.
SERGIO BORAO
Publicado en el blog sergioborao
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Hace 21 horas
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