miércoles, 24 de julio de 2013

A PASOS DE PRUDENCIA

Te me acercas a pasos de prudencia,
con temor de traspiés, como si rudo
rechazo amenazara tu deseo
de contacto sutil, de suave arrullo.
Tal vez avanzas por sendero virgen,
hasta hoy inexplorado, y el escudo
que te has echado al brazo dificulta
tu visión del entorno, y el impulso
se te queda atrapado en la flaqueza
de tu resolución. Ese es el nudo
que toca desatar y, si difícil,
cortar de un tajo sin recelo alguno.
La vida nos ofrece alternativas,
mas la elección es nuestra. Ni el orgullo,
la timidez, ni el qué dirán nos deben
detener o impulsar. Nuestro futuro
se nos abre empedrado de fracasos;
la indecisión de obrar al propio gusto,
preferencia o propósito, nos priva
de opciones que anhelamos, y es absurdo
lamentar nuestras dudas cuando es tarde.
La vida es hoy, que no te tiemble el pulso.

Abrazo que no das, no se recibe;
palabra no expresada, va de luto;
ímpetu reprimido, es cerradura
bloqueando temblores en tus muslos.

Avanza con la ofrenda entre las manos,
a plena luz, que donativo oculto
no hallará receptor, ni contraoferta,
no más, tal vez, que anémico saludo.

Y tú pretendes más, persigues besos
ya apacibles o al borde de tumulto;
en frustración de lecho rutinario,
sueñas alcobas de placer maduro,
de gestos espontáneos, no fingidos,
de procesos expertos, de recursos
tal vez leídos, pero no intentados,
y donde no hay lugar al disimulo.

Acércate, mujer, y conversemos
en diálogo de pétalos y músculos.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

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