quedando a punto de aceptar la oferta?
Tactos de seda llaman a la puerta,
y, al entreabrirla, un ángel se introduce.
Pareces conocerlo, reproduce
rasgos ya vislumbrados. Te despierta
sensación trepidante, que no acierta
la mente a descifrar, ni a qué conduce.
El ángel, negro o blanco, aún no lo intuyes,
se muestra convincente, y no rehúyes,
pero tampoco admites, su propuesta.
Y sacudiendo al fin temor y duda,
vas quedándote extática, desnuda,
y tu fragilidad se va de fiesta.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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