elijo el rostro ancestral de la memoria,
la madrugada en el mar,
el balbuceante beso adolescente,
el barrilete que se va a otros cielos.
Elijo la palabra de mi historia,
el gesto del reparto y la justicia,
la voz que reclama hasta el silencio,
el dios ateo,
el canto de una niña.
Para que surja la nostalgia
como la vieja postal olvidada
en el libro que ya no leeremos.
Gabriel Alejo Jacovkis Polak -Argentina/España-
Publicado en la Biblioteca
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