Segregación por sexo en los colegios, perversa y pervertidora, alimentadora de acercamientos retorcidos al cuerpo y la mente propios y ajenos; niños de clases humildes señalados por humildes uniformes, que recompensan la caridad rellenando tinteros para los compañeros de pago o con cualquier trabajo servil que no dignifique, que inculque tempranamente la sumisión a los superiores y el sano hábito de la cabeza gacha; provechosas clases de costura y cocina –sólo para las niñas, claro; en ese modelo de España no caben los “maricones” – que preparen para el papel desempeñado en la sociedad –de bien– mañana: para remendar pañales y tapar con el alimento del cuerpo la voz de la adormecida alma... Todo, bajo la atenta mirada de un cristo taciturno: afligido porque algunos, sin su beneplácito, dentro y fuera de los severos confesionarios, han monopolizado un discurso que ya no reconoce como suyo.
Algunos de vosotros tenéis la suficiente edad como para que os suene. Otros lo habréis visto en el Nodo. Los demás, temo, comprobaréis de lo que hablo dentro de muy poco.
SALOMÉ GUADALUPE INGELMO
Publicado en el blog hervasencuatrosaltos
miércoles, 5 de junio de 2013
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