sábado, 1 de junio de 2013

NUEVE

A la Doncella
hablar de tu belleza
es intentar preguntas al vacío
decir de tu belleza
aquello que es tan mío
como el agua ignorada de mi río
decir de tu hermosura
es recrear el aire en la montaña
porque nadie asegura
lograr la dulce hazaña
de encontrar la palabra que no empaña
suavísima Señora
con pétalos de rosa recobrada
el alma se enamora
y gime desvelada
por encontrar tu mano entrelazada
de gracia prisionera
arduo manjar ungiste en mi medida
cual lágrima postrera
llegaste bendecida
para arrobar mi gloria inmerecida
que el mísero lenguaje
no alcanza a balbucir tu nombre pleno
pues no existe paisaje
que de cantares lleno
pueda plasmar tu ser en canto pleno
eres tan pequeñita
y tan alto el fervor de tu estatura
mi voz por ti musita
buscando tu figura
tu candor, tu piedad y tu hermosura
de ti quedo prendada
que nunca te sentí tan compañera
veloz en tu mirada
palabra valedera
te entregas al clamor, fe verdadera
Señora del Adviento
Señora del amor y de la Pascua
ha tanto mi lamento
brillante como un ascua
me has regresado, Madre, hacia tu Pascua
febril suplicadora
a tu huerto descalza yo me allego
y te aclamo en la aurora
por tu respuesta brego
y aposento mi tienda donde llego
y así, mi Madre santa,
vamos las dos soñando por la vida
tú, generosa y santa
yo, de mi amor transida
y ganamos las dos nuestra partida
que por tu amor redimo
todo lo que abandono en tus mansiones

Del libro Cantigas de enamorada de  ANA MARÍA RODRÍGUEZ FRANCIA
Publicado en el blog rodriguezfrancia

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