Ella era anarquista,
le llegaba al pincho las formalidades también.
No toleraba las ataduras de familia,
de escuela, de normas, mucho menos de amor
(si es que el amor era de cadenas de hierro).
Ella se jugaba los ovarios
entre conciertos anarko punks,
comida barata,
viajes largos por Europa sin correa de seguridad.
Ella era libre
hasta de su libertad: tenía un cuerpo
de chica del Renacimiento
(su belleza iba por ahí también).
Bostezaba en las iglesias, en los callejones,
en las peluquerías.
Tenía un percing en la ceja izquierda
(y eso era lo único que la ataba a esta vida).
Miguel Ildefonso -Perú-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 35
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Hace 3 días
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