lunes, 10 de junio de 2013

“LA CARTA “

Rebuscando en los cajones, una carta me he encontrado. La abro con mucho cuidado, pues no quiero que se rompa, las gafas, las llevo puesta puedo empezar a leerla, la miro toda nerviosa, en el sobre la he guardado, pues no sé ni lo que hago. Abro el cajón y me doy cuenta que no encuentro el sitio donde estaba escondida, mis manos son como un flan, la vuelvo a coger nerviosa, con mucho cuidado, saco la carta del sobre, me doy cuenta que las gafas con los nervios la he perdido, no puedo leer la carta, me pongo a buscar las gafas, en la cocina, la sala, el cajón que sigue abierto, la cama, en el jardín… ¡Nada, que se me ha perdido! Y yo quiero leer la carta, pero sin gafas no puedo. Pues no veo lo que pone, acerco la carta a mi cara, más bien a mis ojos, es tanta mi curiosidad, que empiezo a leer toda asombrada..
Cádiz- 10 -12-99-. Para mi querida amiga Roció..
“Cupido Tuvo la Culpa” pues me cogió descuidado. Esta carta yo te escribo para decirte que te quiero. No sé si la leerás, pues en un cajón la he guardado, por si un día tú la encuentras, no olvides, que un día te quise, aunque nunca te lo dije. Siempre que nos encontramos hablamos de tantas cosas, de tus novios, de mis novias, de cuantas cosas tenemos en común, a los dos nos gustan los libros, o mejor la lectura, el cine, el mar, tantas cosas en común, y yo, te miro, y, te miro, por si tú te dieras cuenta, que mis gustos son los tuyos, y que por ti yo me muero. ¡Qué bonita es la amistad! Me solías decir tú --Cada vez que te necesito, ahí estás tú, mi gran amigo—
Y yo te miro orgulloso de poderte ayudar, no quiero estropear esa amistad tan hermosa que veo en tu corazón. Y hoy me he decidido a escribirte esta carta, no sé si es de amor o es más bien de información, quiero que sepas que mi vida eres tú, pero en tus ojos yo, veía cuan enamorada estabas, sin que tú me lo dijeras del hombre con quien vivías.
Un café me he tomado en tu casa esta tarde, y la carta te he dejado en el fondo de un cajón, del mueble de tu salón, si algún día tú la encuentras, no olvides que espero una respuesta, en este mundo si estoy, yo la estaré esperando, y, si ya me he marchado, recuerda que allá donde me encuentre, ¡tu respuesta estoy esperando!
“firmada tu amigo, Manuel”
La carta cae de mis manos, miro para el suelo y veo que ha caído al lado de las gafas. Qué alegría me he llevado ¡por fin encontré las gafas! cojo la carta del suelo, y me coloco las gafas. Me siento en mi sillón favorito, y vue¡vo a leer la carta, una y otra vez la leo, ¡cuánto amor encuentro en ella! y que injusta es la vida. Él, con su amor en silencio, y yo que no lo sabía, “vivía para quererlo”

Joaquina Cañadas Blanca

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