En la vida hay que procurar, siempre que se pueda y te dejen, vivirla con intensidad, sin prisas, pero sin pausa, entre alegrías y penas, entre sueños-despiertos y decepciones, vamos caminando hacia nuestro último destino vital, con la guadaña de la muerte esperando a cercenar de un tajo nuestra vida en cualquier momento, con traición, sin avisar y con el azar en nuestra contra.
Ante tanta desesperanza global, de nada sirve pensar mucho las cosas, pues te puedes volver loco y agobiar y lo que es peor, caer en una depresión, en un pozo sin fondo, donde no veas una salida, una luz al final del túnel y pienses que la vida es “una mierda” y no merece la pena vivirla y en un momento de locura transitoria quieras atentar contra tu vida, porque ya no tienes en tu vida diaria, nada por lo que luchar, nada por lo que sentir, nadie a quién amar y solo tu sufrimiento interior y tu conciencia que te machacan un día sí y otro también y te presiona para que no te encierres en tu caparazón, en tu mundo interior inexpugnable y te hagas un ser más sociable y así puedes conseguir unos amigos de verdad que te sirvan de desahogo al contarles tus penas y así no estar encerrado en tu coraza y entonces con esa transformación radical, quizás tengas de vez en cuando una ráfagas de felicidad y bienestar y estabilices tu alma y tu corazón descarriados y desnortados…
Juan Montero Lobo “Visnú” -Segovia-
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